11 Ago La alegría es contagiosa
Cuando vamos a terapia suelen ocupar más espacio las emociones que vivimos como desagradables y los temas que nos generan conflicto. Pero también es importante fomentar la otra parte: lo que nos hace experimentar emociones agradables. Por eso vamos a darle ahora un espacio a la alegría.
¿Has escuchado eso de que la alegría es contagiosa? Desde luego, las emociones de una persona influyen en las de otra. Esto ocurre de manera inconsciente y automática, y tiene que ver con nuestra naturaleza social.
¿Cómo nos “contagiamos” la alegría?
Comunicación no verbal: El tono de voz, el lenguaje corporal, las expresiones faciales… Cuando vemos a alguien sonreír de manera genuina, nuestro cerebro responde automáticamente, activando áreas relacionadas con la empatía, lo que nos lleva a sonreír también.
Apunte de neurociencia de la empatía: las neuronas espejo. Nuestro cerebro está equipado con las llamadas neuronas espejo, que nos permiten comprender y reflejar las emociones de los demás.Cuando vemos a alguien realizar una acción o expresar una emoción, nuestras neuronas espejo simulan esa misma acción o emoción en nuestro cerebro. Por ejemplo, si vemos a alguien sonreír, las neuronas espejo se activan, provocando que también sintamos una inclinación a sonreír y experimentar alegría.Esto tiene una función evolutiva. Al permitirnos entender y compartir las emociones de los demás, se facilita la empatía y la cooperación social, fundamentales para la supervivencia y el bienestar en grupo.
¿Cómo podemos fomentar la alegría?
Gratitud: La gratitud está relacionada con la alegría. Te animo a buscar ratos para pensar en cosas por las que puedas estar agradecida: personas que te rodean, animales que te acompañan, situación laboral, logros personales, lugar en el que vives, cosas que te agradeces a tí misma, poder dedicar tiempo a algún hobbie…
Rodéate de personas con las que estés agusto: Las personas con las que pasamos tiempo influyen en nuestro estado de ánimo. Busca rodearte de amigos y familiares que te hagan sentir bien: cuidando las relaciones que ya tienes o buscando recursos para conocer a nuevas personas si sientes que lo necesitas.
Comparte tu alegría: Compartir tu alegría con los demás mejora tu propio bienestar, y si además se la contagias a tu amigo haces un “2×1”.
Realiza actividades que disfrutes: Dedica tiempo a actividades que te hagan feliz o con las que estés agusto: un deporte, leer un libro, tocar un instrumento, pasar tiempo en la naturaleza, pintar…
Si crees que no tienes grandes intereses, te puede servir hacer una lista con todas las cosas que crees que te podrían gustar. Empieza haciéndola lo más amplia que puedas: cosas que lleven menos tiempo y otras que requieran de más dedicación, alguna que quizás hacías y dejaste de hacer, algún hobbie que tenga un amigo y que podrías probar, eso que nunca llegaste a empezar por pensar que no se te daría bien o que no tienes la suficiente paciencia… Una vez tengas tu lista, empieza seleccionando lo que te llame más la atención (o lo que sea más sencillo) y busca un hueco en tu agenda para ello.
Por último, me gustaría recalcar que, igual que es importante dar espacio para fomentar la alegría, también lo es que esto no se convierta en maneras de tapar lo desagradable. Validar y tener ratos en los que conectar con emociones difíciles es necesario para poder luego conectar con la alegría y otras emociones agradables.
Leire López Vega
Psicóloga General Sanitaria
Nº Colegiada M-37089
Sorry, the comment form is closed at this time.