La huella de la culpabilización en la infancia

Gracias a la teoría del apego, sabemos cómo las relaciones tempranas con nuestras figuras de apego (padres o cuidadores principales) influyen en el desarrollo emocional y psicológico a lo largo de la vida. Estos vínculos proporcionan una base de seguridad desde la cual los niños exploran el mundo, desarrollan confianza y forman su identidad.

Sin embargo, cuando ha habido algún problema en el vínculo, éste puede estar en la base de dificultades emocionales y relacionales.

En este artículo vamos a centrarnos en un fenómeno que puede ocurrir en la infancia con nuestros vínculos de apego y que puede dejarnos una huella importante: la culpabilización.

¿A qué nos referimos con culpabilización?

La culpabilización en la infancia ocurre cuando los padres o cuidadores hacen que el niño se sienta responsable y culpable por acciones, pensamientos o sentimientos que ha experimentado. Esto puede manifestarse de diversas maneras:

  1. Culpabilización por acciones: “Es tu culpa que se haya roto el jarrón.”, “si no lo hubieras roto, yo no te habría gritado”.
  2. Culpabilización por emociones: “No deberías sentirte triste por eso.”
  3. Culpabilización por pensamientos: “¿Cómo puedes pensar algo así?”

Detrás de estas verbalizaciones, está la idea de los adultos de que los comportamientos no deseables de los niños desaparecerán tras escuchar estas quejas. Pero estas interacciones pueden hacer que el niño internalice una sensación de culpa constante y perjudicial.

Impacto en el Desarrollo Emocional y Psicológico

Autoestima y Autoconcepto: La sensación de siempre estar haciendo algo mal lleva a un autoconcepto negativo,donde la autocrítica y la falta de confianza son predominantes. Esta percepción de sí mismo puede dificultar su capacidad para enfrentar desafíos y establecer relaciones saludables.

Relaciones Interpersonales: La culpabilización constante puede afectar la manera en que nos relacionamos con los demás. Es probable que desarrollemos patrones de comportamiento donde busquemos aprobación externa constantemente, nos de miedo el rechazo y tengamos dificultades para establecer límites. Y esta necesidad de agradar a otros puede llevar a relaciones desequilibradas y a la dificultad para expresar necesidades y deseos propios.

Regulación Emocional: Si de niños nos han enseñado a ver ciertas emociones como inaceptables problemáticas, es muy probable que de adultos tengamos problemas para manejar estas emociones de manera saludable. Seguramente tenderemos a reprimir los sentimientos y nos cueste entenderlos, procesarlos y expresarlos.

Creencias Internas Generadas por la Culpabilización: La culpabilización en la infancia puede generar una serie de creencias internas negativas que persisten en la adultez:

  1. «Soy culpable de los sentimientos y acciones de los demás»: Esta creencia puede llevar a una carga emocional excesiva, donde la persona siente que debe hacerse cargo de la felicidad y bienestar de los otros.
  2. «No soy suficiente»: La sensación constante de no cumplir con las expectativas puede crear una profunda inseguridad y un sentimiento de insuficiencia.
  3. «Mis sentimientos no son válidos»: La invalidación de emociones puede llevar a la represión emocional y a una desconexión con el propio mundo emocional.
  4. “Mis límites no valen si molestan al resto”: La sensación de tener que ser como los demás quieran, va a llevar a no expresar los límites por miedo a “molestar” y ser rechazado.

¿Cómo superar las huellas de la culpabilización?

Reconocimiento y Conciencia: El primer paso para superar los efectos de la culpabilización es reconocer y tomar conciencia de estas experiencias pasadas y de cómo han influido en nuestra vida. Si algunas cosas de este artículo te resuenan, la terapia puede ser un espacio seguro para explorar estos sentimientos y experiencias.

Trabajar las creencias internas: En terapia tomamos perspectiva de estas creencias negativas, y a menudo irreales,desafiándolas y reemplazándolas por creencias más realistas y saludables.

Trabajar la autoestima y autoaceptación: Fomentar la autoaceptación es crucial para sanar las heridas emocionales de la culpabilización. Esto incluye aprender a validar y aceptar nuestras propias emociones y experiencias sin juzgarlas.

Establecimiento de Límites Saludables: Aprender a establecer límites saludables en las relaciones ayuda a reducir la necesidad de aprobación externa y fortalece el sentido de autonomía y valor personal.

Leire López Vega

Psicóloga General Sanitaria

Nº Colegiada M-37089

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