Los estilos de comunicación se encuentran en un espectro. En un extremo tenemos la agresividad, en otro extremo la pasividad y en un término medio se encuentra la asertividad

Asertividad: Poner en valor lo que necesitas

La palabra “asertividad” cada vez es más popular. Poco a poco se ha ido integrando en nuestras conversaciones del día a día, pero, ¿siempre la utilizamos bien? Vamos a definir qué es realmente y qué beneficios puede tener ser asertivo/a.

La asertividad es un estilo de comunicación que se encuentra en un punto intermedio entre dos polos: el estilo de comunicación pasivo y agresivo. Para comprender la asertividad, vamos a ver primero en qué consisten estos dos:

Mantenemos un estilo de comunicación agresivo cuando expresamos los propios sentimientos y deseos sin tener en cuenta los derechos de los demás, imponiendo el propio punto de vista.

Si nos vamos al polo opuesto, está la comunicación pasiva. Cuando adoptamos este estilo, no expresamos los propios sentimientos y deseos, evitamos los conflictos y priorizamos a los demás (descuidando las propias emociones y necesidades).

Y entre ellos encontramos el punto medio, que etiquetamos como: estilo asertivo.

Los estilos de comunicación se encuentran en un espectro. En un extremo tenemos la agresividad, en otro extremo la pasividad y en un término medio se encuentra la asertividad

¿En qué consiste la asertividad?

La asertividad implica poner en valor lo que necesitas, opinas y sientes desde una posición empática, respetando al mismo tiempo las de los demás. Mantener un estilo de comunicación asertivo, por lo tanto, ayuda a afrontar los conflictos de una manera más efectiva pero también a gestionar las emociones, dándoles la importancia que tienen. Entre otras cosas, la asertividad nos ayuda a poner límites, a decir “no” cuando queremos decirlo.

5 beneficios de la asertividad

Autoestima

Poner en valor lo que quieres y sientes y poco a poco ganar capacidad para gestionar situaciones que pueden resultar complicadas, como afrontar conflictos, va a ayudar mucho a adquirir una autoestima sana.

Construir relaciones sanas

A menudo escucho frases como “cada vez que me necesitan estoy, pero al revés no pasa, los demás no están tanto para mí”. Con frecuencia, lo que ocurre es que, o bien no estamos expresando que necesitamos ayuda, o bien no estamos sabiendo rechazar peticiones. Y, la sensación de que haya un desequilibrio en la relación puede traer mucho malestar. Adoptando un estilo asertivo buscamos el equilibrio entre las necesidades de los demás y las propias, expresándolas abiertamente y logrando así un mayor bienestar en nuestras relaciones.

Gestión emocional

Teniendo una postura asertiva te estás haciendo cargo de tus emociones. Si continúo con el ejemplo de que haya un desequilibrio en una relación: esto puede generar ira y diciendo “no” estás dirigiendo esa ira a defender tus necesidades.

Por otro lado, las emociones siempre nos dicen algo, tratan de ayudarnos pero no siempre aciertan. Cuando ponemos límites pueden surgir emociones como la culpa o la vergüenza. Éstas probablemente sean aprendidas. Si tu parte más racional cree que no estás haciendo nada malo, pregúntate: ¿qué dice de tí decir “no”? Es posible que hayas aprendido que significa ser egoísta, por ejemplo. Cuando aprendes a tolerar estas emociones en lugar de dejarte llevar por ellas adoptando un estilo pasivo, también estás entrenando tu gestión emocional.

Toma de decisiones

Para tomar decisiones con mayor libertad y determinación, nos ayudarán varios componentes de la asertividad como: el respeto hacia tí mismo/a y a los demás, decir con claridad lo que quieres o saber escuchar a los demás, comprendiendo también las opiniones ajenas.

Marcar tus límites

Te facilitará comprender lo que necesitan los demás pero teniendo la capacidad de: 

– Identificar cuánto quieres implicarte en otra persona

– Decir “no” cuando quieres decirlo

– Hacer peticiones

– Expresarte cuando algo te ha hecho daño o protestar cuando consideras que se te ha tratado de manera injusta

– Tomar tus decisiones sin justificarte

La asertividad como aprendizaje

Tenemos que tener en cuenta que la asertividad no es una etiqueta que se tiene o no se tiene. Puede que estés tratando de ser asertivo/a pero haya momentos o contextos en los que cueste más. Cuando notes que sea más difícil te propongo observar: ¿En qué contextos cuesta más (familiar, laboral…)?, ¿Qué puede pasar si pones ese límite? ¿qué diría de tí?, ¿Qué sientes y cómo lo notas en tu cuerpo?

Por último te dejo una herramienta que espero que te sirva para poner en práctica tu asertividad:

Técnica NEMO

Nos va a servir para expresar algo que no nos haya gustado, poner límites o hacer peticiones.   

Técnica NEMO. Técnica con la que practicar la asertividad.
N:Nombre, E: Emoción, M: Motivo, O: Objetivo
Técnica NEMO

Podemos terminar preguntando: “¿Qué te parece?”. Así haremos al otro partícipe, le permitiremos opinar y facilitará debatir llegando a un punto en común.

En definitiva, aprender a ser asertivo/a es un proceso, que requiere de práctica y tiempo para afianzarlo. Durante tu proceso recuerda que: tienes derecho a tener tus propias necesidades y que éstas sean tan importantes como las de los demás.

Leire López Vega

Psicóloga General Sanitaria

Nº Colegiada M-37089

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