11 Sep Autocuidado
El autocuidado es tan amplio que resulta difícil de definir. De un modo muy general podríamos decir que se trata de llevar a cabo acciones que te hacen sentir bien (tanto a corto como a largo plazo), encontrando, a su vez, maneras funcionales de gestionar el malestar.
El autocuidado va más allá de comer o dormir bien, también implica cómo nos relacionamos, nos hablamos, cómo es nuestra gestión emocional…
Empecemos poniendo algunos ejemplos:
Autocuidado físico
- Cuido mi alimentación y horarios de sueño
- Acudo a mis citas médicas
- Me permito descansar/ pedir una baja laboral cuando lo necesito
- No abuso del alcohol u otras drogas
Autocuidado relacional
- Pido ayuda cuando la necesito
- Pongo límites o corto las relaciones que me hacen sentir mal durante mucho tiempo
- Cuando considero que se me ha tratado de manera injusta, lo digo (y si no es posible la comunicación, me protejo)
- Rechazo peticiones
Autocuidado emocional
- Trabajo en identificar y entender mis emociones
- Lloro cuando lo necesito
- Acepto mis errores desde el aprendizaje y la responsabilidad, sin castigarme por ellos
- Fomento las emociones agradables, haciendo cada día algo que disfrute
¿Para qué sirve el autocuidado?
De la misma manera que te decía que el autocuidado es muy amplio, los beneficios que tiene también lo son! Con los ejemplos anteriores puede que ya hayas concluido los beneficios que puede tener en tu salud física y psicológica pero te cuento algunos más que puede que no hayas pensado:
Tener relaciones significativas
Cuando trabajas en tu autocuidado poniendo límites, aceptando tus errores o mostrando tus vulnerabilidades, es más probable que tus relaciones sean más cercanas y estés más a gusto en ellas.
Favorece tener una autoestima sana
El autocuidado es un factor esencial para cultivar una autoestima sana. Cuando nos cuidamos nos estamos priorizando, dándonos a nosotros/as mismos/as el mensaje de que somos importantes.
Tener una mayor productividad
Cuesta mucho ser productivo cuando no escuchas lo que necesitas, no atiendes a tus emociones o no te dedicas tiempo a ti mismo/a. Cuando tienes momentos de atenderte y relajarte va a ser más fácil ser después productivo/a. Además, cuando aprendas a decir “no” a algunas peticiones, tendrás más tiempo para atender lo realmente importante para ti.
Fomenta el autoconocimiento
Aprender a cuidarte mejor significa aprender a identificar lo que necesitas, lo que te gusta y lo que te hace daño.
¿Cómo podemos aprender a cuidarnos mejor?
Aprender a cuidarse es un proceso único. Cómo nos cuidamos está muy relacionado con cómo nos cuidaron, cómo aprendimos a regular nuestras emociones y cómo se relacionaron con nosotros. Identificar el origen de los patrones de autocuidado para poder gestionar el malestar de una manera productiva, reconociendo qué es bueno para cada uno, conlleva un proceso individual.
Te propongo comenzar identificando cómo te cuidas en el presente. Pregúntate:
¿Qué haces cuando te encuentras mal?
¿Qué haces para cuidarte cuando más lo necesitas?
En este esquema te muestro sólo algunos ejemplos de tendencias que podemos tener. Si te reconoces más con las de arriba, la terapia podría ayudarte a identificar el origen de estos patrones: cómo aprendiste a regular tus emociones, cómo influyeron las relaciones con tus cuidadores, cómo te hablas a ti mismo/a, etc. Y así, comenzar un proceso de cambio de estos patrones de cuidado por otros que de verdad te ayuden a protegerte de lo que te hace daño y permitir que entre lo que es bueno para ti.
Leire López Vega
Psicóloga General Sanitaria
Nº Colegiada M-37089
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