Cómo mantener conversaciones difíciles

A menudo, pensar en decir algo a alguien que sabemos que le puede sentar mal o que su reacción puede no ser la deseada, hace que sintamos agobio y decidamos esperar al momento adecuado para darle el mensaje.

Sin embargo, ese momento es muy probable que no llegue a aparecer, suele ocurrir algo que hace que no demos el paso de hablar con esa persona. Esto puede ser así porque nuestros horarios sean complicados o se coincida poco en el día a día.

En otras ocasiones, lo que buscamos es que la otra persona esté de un humor con el que nosotros y nosotras podamos predecir cómo será su reacción y conseguir seguridad.

Al final, esa ocasión ideal no suele llegar porque no es algo que el tiempo y las circunstancias crearán, sino que tenemos que ser nosotros y nosotras quienes nos encarguemos de crearlo. Y esa es la parte más compleja pero no imposible.

Con frecuencia, al ver que tendremos que mantener una conversación difícil, creamos en nuestra mente posibles escenarios con la idea de que nos servirá para ir más preparados y preparadas. Esto hace que nos preocupemos más e imaginemos secuencias que luego no acontecen. Seguidamente, la posible angustia que nos genera tener una conversación complicada aparece y se acrecienta mucho antes de tener esa conversación.

Para evitar esta sensación, es bueno preparar lo que se va a decir sin darle muchas vueltas, sin anticipar. Llegará un punto en el que revisar lo que se va a decir, solo generará malestar, por lo que es adecuado parar y esperar a la conversación.

Estas son algunas ideas para que sea más fácil dejar de esperar la escena ideal y comuniques tu mensaje:

  • Busca un lugar tranquilo, con pocos ruidos para que la conversación sea fluida.
  • Sentaos ambos, de esta forma el cuerpo se relaja y se reducirá la posible tensión.
  • Procura que vuestros ojos estén a una altura similar.
  • Mantén una proximidad física, hará que la otra persona o personas se sientan más reconfortadas.
  • Evita posibles interrupciones, por ejemplo, poniendo el móvil en silencio.
  • Utiliza un tono de voz calmado y pausado y mantén un volumen adecuado. Si aceleras el ritmo de las palabras será más fácil que la activación se convierta en enfado y el mensaje no llegue.
  • Expresa que tienes algo importante que decir para que la atención de todos esté puesta en tus palabras.

La realidad nos muestra que no conviene utilizar escenarios en los que la otra persona o personas estén poco accesibles como, por ejemplo, al salir de una reunión de trabajo complicada o si se ha producido alguna situación negativa que pueda vivirse con gran intensidad.

Una vez expresada tu idea, es importante que:

  • Reformules el mensaje si ves que es posible.
  • Escuches a la otra persona o personas, querrán contestar o dar su opinión.
  • Evita que haya vencedores y vencidos, buenos y malos, centrándote en la escucha y empatizando con la otra persona o personas.
  • Busca un compromiso común para realizar cambios a partir de este momento referido a lo que habéis expresado ambas partes.

Cuanto antes se tenga esa conversación, mejor para ambas partes.

Raquel Aragoneses

Psicóloga sanitaria

Colegiada nº M-33871

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