El conflicto del ser humano

Cuando somos pequeños entendemos el mundo en polaridades “los buenos” y “los malos”. Las personas que son buenas o hacen el bien o, sin embargo, todo lo contrario, las malas personas o aquellas que nos hacen daño.
Desde esta perspectiva, vamos a considerar que están en el lado de los buenos aquellas personas que queremos y están a nuestro lado, como, por ejemplo, nuestros padres o cuidadores. Sin embargo, nuestras figuras de referencia o padres a veces hacen cosas que no nos gustan, nos hacen daño o no nos hacen sentir bien. De este modo, nos vemos inmersos en uno de los conflictos universales del ser humano, poder sostener un pensamiento y su contrario al mismo tiempo, es decir, “quiero a mamá, pero mamá no me entiende con esto que ha pasado”.
A continuación, se va a explicar qué va a ocurrir:

1. La aproximación/Vinculación

En una de las polaridades tenemos la aproximación o vinculación, la voz del “angelito”. En este lado, vamos a primar el estar apegados a nuestras figuras de referencia ya que les necesitamos para sobrevivir cuando somos pequeños. De esta manera, pase lo que pase voy a prestar más atención a las emociones agradables que tienen que ver con la vinculación.
Estas emociones son:

  • El amor
  • La curiosidad
  • La alegría

2. La defensa

Por otro lado, en el lado opuesto tendríamos a la defensa. La defensa es esa voz, ese “diablillo” que nos habla para decirnos todo lo que no nos está gustando o nos hace sentir mal. Pero ¿Qué ocurriría si le hacemos caso a esa voz interna?, pues, sentimos que nos desvinculamos de papá y mamá y por tanto ponemos en riesgo el vínculo y la supervivencia. Cuando somos pequeños esto no nos lo podemos permitir, de este modo, “silenciamos” esta voz desagradable y por tanto las emociones que tienen que ver con ella.
Estas emociones son:

  • Vergüenza
  • Rabia
  • Miedo
  • Tristeza
El conflicto del ser humano. Ángel y diablo en nuestros oídos
El conflicto del ser humano: Ángel y diablo

Consecuencias

Las consecuencias de no poder atender a la voz de la defensa y silenciar todo lo que nos va diciendo, es decir, del conflicto del ser humano, son la sintomatología.
El cuerpo siempre encuentra la manera de hablarnos y decirnos lo que nos pasa o nos ha pasado, en forma de síntomas.
De este modo, si de adultos no damos voz a esa defensa o no escuchamos a nuestro cuerpo es probable que desarrollemos alguna patología física y psíquica.


Si identificas algo de lo que se ha comentado anteriormente, es recomendable que lo hables con un profesional para ver qué está provocando esa sintomatología.


Recuerda: ¡No estás sol@! ¡Pide ayuda!


Paula Ponce
Psicóloga Sanitaria
M-34939

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