¿Identificarías una manipulación en tu relación?

Cuatro formas en las que tu pareja puede manipularte y no te habías dado cuenta

“Al final siempre terminamos haciendo lo que él o ella quiere”
“Siempre le tiene que dar la vuelta al asunto”
Puede que hayas escuchado estas frases dichas por personas a tu alrededor o hayas sido tú la persona que las haya pronunciado en alguna ocasión. Yo las he escuchado en sesiones terapéuticas en las que la persona me transmite que no puede comunicarse con su pareja. Cuando lo intenta, acaba frustrada y no se siente escuchada por la otra parte.
En un primer momento podemos pensar que lo que falla en esta pareja es la comunicación y seguramente estemos en lo cierto. Lo importante es que no nos quedemos en la superficie y sigamos indagando. Cada uno de ellos o de ellas adquiere un papel en el que una de las dos personas sale favorecida y la otra perjudicada.
Esto mismo ocurre cuando uno de los miembros de la pareja utiliza alguna forma de manipulación que la otra persona no identifica, pueden ser sutiles o mostrarse de una forma clara. Dependerá de cómo sean las dinámicas que mantienen.
Al conocer posibles formas de manipulación serás más consciente si, en algún momento de tu vida, sufres o las has sufrido y podrás poner límites para el futuro.
A continuación, te señalo algunas de las formas más comunes en que las personas suelen manipular.
1. Chantaje emocional
2. Actos autodestructivos
3. Ley del hielo
4. Gaslighting

1. Chantaje emocional

Puede que hayas escuchado alguna vez que acusan a alguien de utilizar chantaje emocional.
Con este fenómeno la persona que lo ejerce utiliza frases para manejar la culpa y el arrepentimiento y así conseguir algo o para que la otra persona no realice algún acto que vea como negativo o no le abandone.
Algunas de las frases que nos podemos encontrar son:
“Si haces eso es porque no me quieres”
“Yo quiero lo mejor para ti, aunque si me dejas no sé qué haría con mi vida”
“Yo no quiero que sufras, nunca te haría eso”.

2. Actos autodestructivos

Si una persona cercana a ti realiza actos que le dañan física o psicológicamente y te culpabilizas por ello, puedes acabar cediendo fácilmente ante sus peticiones. En este caso, estamos hablando de actos autodestructivos que te dificultan alejarte de quien los ha producido. Además, puede romper objetos cerca de ti para infundirte miedo.

3. Ley del hielo

Si alguna vez has sufrido la ley del hielo, te sentirías ignorada o ignorado por otra persona tras un conflicto. La persona que lo lleva a cabo se comporta de una manera sumamente fría. Además, pasa por alto tus necesidades o peticiones, invisibilizándote, tratándote con indiferencia y menospreciando tus sentimientos.
Con esta manipulación, puedes acabar dando mil vueltas a las cosas y te sientes culpable. Intentas dialogar y terminas pidiendo disculpas por algo que muy probablemente no sepas qué es.
Como consecuencia, puedes sentir tristeza, angustia y una gran incertidumbre.
La persona que la ejerce, lo hace para que el otro o la otra haga lo que ésta quiere o cambie algún comportamiento. Igualmente puede utilizarse a modo de castigo.

4. Gaslighting

El gaslighting es una forma de abuso emocional cuyo objetivo es generar dudas sobre sí misma en la víctima.
A lo mejor has escuchado hablar de esta práctica ya que le pusieron nombre gracias a la obra de teatro de 1938 y la posterior película de 1944 Gaslight, “Luz de gas”, en español.
En ella, un marido hace creer a su esposa que hay pasos en el ático, mueve objetos y cambia la intensidad de las luces en su casa, que eran a gas. Cuando su esposa lo verbaliza, él lo niega. La mujer va perdiendo confianza en sus propias percepciones y comienza a dudar de su estado mental.
Hemos sufrido gaslighting si nos han dado falsas informaciones para hacernos dudar de nuestra memoria, percepción y/o cordura. Puede ir desde simples negaciones de que determinados eventos hayan ocurrido, hasta la simulación de situaciones extrañas para desorientarnos.
Algunas de las frases que se pueden utilizar son:
“No te acuerdas bien”
“Estás dramatizando”
“No estás bien de la cabeza”
Con esta manipulación, podemos desarrollar una sensación de irrealidad y acabamos no sabiendo lo que queremos o pensamos. Por ello, nos adaptamos a la voluntad y los pensamientos de la persona que la ejerce.

Si vives esto con tu pareja, amigo/a o familiar y no sabes cómo hacerle frente, la terapia puede ser muy útil para enseñarte a gestionarlo.
Si, por otro lado, te has sentido identificado o identificada con el otro rol, también te podemos ayudar. Trabajaremos los motivos que hay debajo de realizar alguno de estos actos en tus relaciones para que puedas crear vínculos sanos y satisfactorios.
No buscaremos culpables ni condenaremos a una de las partes. En una relación todas las personas influyen en el resultado y acaban viviendo las consecuencias de alguna forma.
Aunque la relación no sea del todo sana, nadie gana ni hay nadie superior. Habitualmente, los miembros de la relación utilizan sus vivencias y conocimientos y proyectan sus dificultades en la otra persona.


¿Qué necesitamos para tener una relación sana?

Cada persona tiene en mente diferentes elementos en sus relaciones, ya sean afectivas, románticas y/o sexuales, para poder considerarlas sanas. Sin embargo, es muy importante que haya características comunes a todas ellas.
Existen una serie de elementos que comparten todas las relaciones sanas:
Confianza para poder expresarte de una forma libre y sin sentirte juzgada o juzgado.
Intimidad. Con ella tendréis un espacio donde abriros y compartir emociones sentidas hacia la otra persona o elementos externos. Desde el amor hasta el miedo o la angustia.
Respeto hacia ti como persona física como hacia tus gustos, aficiones y pertenencias.
Sinceridad, para que no haya engaños ni se oculten cosas importantes que puedan influir en la otra persona.
Comunicación asertiva para poder comentar lo que no te gusta o te preocupa sin ser agresivos o agresivas.
Individualidad. Tener tus momentos y aficiones a solas o con personas ajenas a la relación es fundamental para no depender emocionalmente de nadie.
Limites. Pon límites a los otros, desde comentarios que no quieres recibir como actitudes o acciones que te pueden dañar.
En una relación sana podemos tomar decisiones personales sin la aprobación de la otra persona. Nadie nos fuerza a hacer nada que no queremos ni nos invalidan. Cuando estamos en una relación sana, nos sentimos queridas o queridos por cómo somos.
No tenemos que hacer esfuerzos constantemente por ganarnos el cariño de los demás. Sabemos que una ruptura sería dolorosa pero que, con el tiempo, podemos estar bien. Más adelante podremos tener otro tipo de relación o no tenerla y estar en paz.
Estos elementos aparecerán de forma recíproca, así todas las partes se revisarán y llegarán a acuerdos.
Si estás en pareja y ves que te falta potenciar o crear alguno de estos elementos, estás a tiempo, te podemos ayudar.

Raquel Aragoneses Velasco
Psicóloga General Sanitaria
Colegiada nº M-33871

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