LA VALENTÍA DE LA EMOCIÓN

Día a día nuestro ritmo de vida está cargado de responsabilidades, responsabilidades familiares, del hogar, laborales, sociales y un largo etcétera de “cosas que tenemos que hacer”. Es decir, pasamos por la vida de puntillas, sin darnos permiso para parar, tomar aire, dejarnos sentir o tomar conciencia de lo que estamos viviendo. Sin darnos permiso para sentir y considerandoque sobrevivimos de forma valiente. 

A menudo nos sentimos súper héroes, capaces de todo, de llevar el peso de todas las responsabilidades. Parte de ese súper poder nace del no profundizar en lo que esas responsabilidades conllevan. Obviar las emociones que acarrea nuestro día a día hace posible que ese poder ocurra porque no nos damos cuenta de lo que nos genera a nivel emocional. Manejamos nuestro frenético ritmo de vida gracias a los mecanismos de defensa o estrategias de afrontamiento. 

¿Cómo sobrevivimos sin la emoción?

Los mecanismos de defensa son procesos psicológicos automáticos que nos protegen de afrontar los conflictos emocionales y amenazas, tanto de origen interno como externo. Somos ajenos a que los utilizamos y a cómo funcionan, pero nos ayudan a poder manejarnos y a funcionar a lo largo de nuestras ajetreadas vidas. 

Por ejemplo, un día largo y duro de trabajo, nuestro responsable nos ha exigido de forma desmesurada, proyectamos la emoción hacía el/la conductor/a del coche de al lado porque no nos deja pasar. Nuestro enfado real no es con ese conductor, pero el mecanismo de defensa que utilizamos nos permite gestionar el enfado de una forma en la que nos manejamos mejor. Sostenemos mejor el enfado hacia un desconocido dado que contra nuestro responsable supondría poner límites. 

Esto no es más que un ejemplo trivial del día a día. La proyección como mecanismo de defensa nos permite desplazar la emoción hacia un terreno menos doloroso o conflictivo. Y es sólo una muestra de los varios mecanismos que podemos utilizar a lo largo de nuestra vida. 

Sin embargo, los mecanismos de defensa pueden ser un arma de doble filo. ¿Qué ocurre cuando algún mecanismo falla? ¿Y si nos tomáramos un respiro? ¿Cómo controlamos las emociones que conlleva nuestro súper poder cuándo pesan demasiado? ¿Qué ocurre cuando el mecanismo de defensa ya no nos sirve? 

La capacidad de dejarse sentir.

La gestión emocional, es decir, reconocer, sentir, aceptar y regular las emociones también ayuda a mantener ese súper poder. Las emociones nos ayudan a poder tener responsabilidades y poder con todo, pero además nos ayuda a tener otro súper poder: hacerlo de forma consciente. Cuando reconocemos, aceptamos y regulamos nuestras emociones funcionamos y nos hacemos cargo de nuestras vivencias desde un lugar consciente y sabiendo qué emoción nos guía. Nos ayuda a comprendernos, conocernos y a regularnos. 

La tendencia general es pensar que el súper poder es funcionar sin parar, sin reconocer, sin sentir. No es más valiente quien evita, si no quien es capaz de reconocer sus emociones y hacerse cargo de ellas.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.

Abrir chat
1
Contacta con nosotros vía Whatsapp
¡Hola!
¿En qué podemos ayudarte?