PAREJA E INFIDELIDAD

¿Qué considerar infidelidad?

No hay definición única o universal. La infidelidad depende de las normas implícitas o explícitas que existan entre los miembros de la pareja, las normas que componen ese pacto de fidelidad. De ahí que para algunas parejas el hecho de que su compañero o compañera sienta atracción por otra persona se considere una infidelidad y en otras el límite está en el contacto físico con un/a tercero/a.

Ciertamente, en raras ocasiones las parejas hablan de qué comportamientos representarían una traición en este sentido. La tendencia suele ser no hacer explícitas estas normas, y “dar por hecho”  cuáles son y  asumir que nuestra pareja las conoce, porque “son obvias”. Algo que ahorraría algunos malentendidos y disgustos en las relaciones románticas, sería delimitar qué es para cada uno o una la infidelidad. Es decir, comunicarse para hacer manifiestas esas normas habitualmente tácitas que componen ese acuerdo de fidelidad.

Otra cuestión, es que cabe distinguir entre infidelidades esporádicas, en las que no existe una continuidad, que tienen que ver con lo comentado anteriormente, y relaciones paralelas. Estas últimas se viven al margen de la relación “oficial” o reconocida, formándose un triángulo en el que alguien siempre es excluido y ocultado. Normalmente la reparación tras este tipo de infidelidades es más complicada y a menudo el desenlace es la ruptura de la pareja.

¿Qué motiva una infidelidad?

Existen múltiples causas que pueden motivar a una persona a cometer una infidelidad. Es importante de cara a la reparación identificar en cada caso cuales son esos motivos. Estas causas dependerán de muchas variables. Algunas de ellas son: la historia individual de los miembros de la pareja, tipos de personalidad y estilos relacionales, momentos del ciclo vital (individual y ciclo vital de la pareja) en que se encuentren o expectativas en cuanto a la relación.

Algunos motivos derivados de estas variables son:

  • Búsqueda (consciente o inconsciente) de algo que no se está encontrando- no quiere decir que no exista- dentro del vínculo que hay entre los miembros de la pareja.
  • Carencias personales. Autoconcepto negativo o insuficiente que intenta compensarse o repararse a través de las relaciones románticas y/o sexuales.
  • Heridas pasadas, carencias o privaciones infantiles que se buscan suplir a través de la vinculación o desvinculación romántica.
  • Deseo de sensaciones nuevas.
  • No estar preparado/as para la monogamia.

¿Qué posibilidades existen tras una infidelidad?

Los episodios de infidelidad son puntos tremendamente críticos que pueden desembocar en la disolución, estancamiento o reconstrucción de la pareja.

Hay parejas que tras la infidelidad no pueden reponerse. La herida y la desconfianza que se genera son tan grandes que pervierten el lazo que se estableció. De tal modo, lo más conveniente suele ser la ruptura.

Por otro lado, existen relaciones que se ven fortalecidas tras un episodio de infidelidad. Esto que supone una brecha, a veces es un lenguaje, una forma de comunicarle al otro que se está insatisfecho/a en el vínculo. Si se sabe manejar, se hace la interpretación adecuada y ambos miembros se sobreponen, cabe incluso la posibilidad de que tras el engaño la unión sea más fuerte.

Para que la reparación de la pareja sea posible, se tienen que dar como mínimo tres condiciones:

  • Aceptación de los hechos cualitativa y cuantitativamente así como de los sentimientos inherentes y suscitados por ellos.
  • Compresión personal y contextual de lo que ha ocurrido, teniendo en cuenta el momento evolutivo de la relación y el proceso personal de los miembros de la pareja.
  • Perdón real y sincero de la parte ofendida. Además de voluntad reconciliadora de la parte ofensora.

Un apunte en cuanto al perdón, la sugerencia es que siempre se perdone una infidelidad. Entendiendo el perdón como la comprensión y asimilación de que la otra persona no supo hacerlo mejor, de su contexto, y como la oportunidad de soltar nuestro dolor. Independientemente de que se continúe con la relación o se ponga un punto y final.

Este perdón va a ayudarnos a continuar en paz. El rencor y el resentimiento nos van a anclar en el dolor y en la traición y en caso de continuar con la relación, ese rencor saldrá a la superficie. Posiblemente la parte que se siente traicionada y no ha perdonado busque consciente o inconscientemente equilibrar la balanza vengándose. Desde ahí se corre el riesgo de que  la relación se llene de intercambios de revanchas que no parezcan tener fin. En caso de que no exista ese perdón y la relación finalice, igualmente estaremos fijadas al dolor y a la desconfianza. Es muy posible que desde ese lugar arrastremos esa aflicción, cual asunto pendiente, a futuras relaciones románticas.

Cristina Albo Mulas.

Psicóloga Sanitaria Nº Col.: M-32247.

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